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Torres de acceso de aluminio vs Torres de acceso de acero

Cuando se trata de trabajar en altura, contar con un equipo seguro, práctico y duradero no es una opción: es una necesidad. En ese contexto, las torres de acceso se han consolidado como soluciones versátiles para tareas de construcción, mantenimiento, reformas e instalaciones industriales. Pero a la hora de elegir entre los diferentes tipos, surge una duda clave: ¿es mejor optar por torres de acceso de aluminio o por torres de acceso de acero?

Desde ASC Andamios, como especialistas en andamios y soluciones modulares, analizamos a fondo las ventajas del aluminio frente al acero, a través de 7 aspectos fundamentales que debes considerar antes de invertir en una torre de acceso. Esta comparativa no solo se basa en la teoría, sino en años de experiencia atendiendo a profesionales de múltiples sectores.

andamios de aluminio homologados

1. Peso estructural: una diferencia visible desde el primer momento

Una de las ventajas más importantes de las torres de acceso fabricadas en aluminio frente a las fabricadas en acero es su peso, significativamente menor. El aluminio es una material que, por naturaleza, es mucho más ligero que el acero. Esta diferencia tiene un gran impacto en la logística diaria, desde la carga y descarga del andamio hasta el montaje y el transporte en la obra. 

En situaciones donde necesitamos mover el equipo de un lado a otro con bastante frecuencia, como en reformas de viviendas particulares, mantenimiento industrial o instalaciones temporales, una torre de acceso ligera significa menos esfuerzo físico para los operarios, menor riesgo de lesiones y mayor rapidez en los desplazamientos. Además, al no requerir grúas ni montacargas para su colocación, se eliminan muchos costes indirectos que a menudo pasan desapercibidos al comparar precios.



2.Facilidad y velocidad de montaje: menos tiempo, mayor rendimiento

El tiempo que se tarda en montar y desmontar una torre de acceso puede marcar la diferencia entre una jornada eficiente y una llena de retrasos. En este aspecto, el aluminio también lleva la delantera. Las torres de acceso de aluminio están diseñadas con sistemas modulares inteligentes que permiten un montaje intuitivo, rápido y seguro, incluso con un solo operario en muchos casos.

Frente a eso, las torres de acero suelen requerir más manos, más herramientas y más tiempo. Su peso hace que cualquier ajuste o desplazamiento sea más laborioso, lo que ralentiza el flujo de trabajo. Si se considera que en muchas obras los andamios se montan y desmontan varias veces a lo largo de un proyecto, el ahorro acumulado en tiempo y esfuerzo puede ser considerable.

Además, esta facilidad no compromete la seguridad. Las torres de aluminio modernas están certificadas y cumplen con las normativas europeas más exigentes, lo que garantiza una experiencia de trabajo ágil sin renunciar a la protección.



3. Comportamiento frente a la corrosión: durabilidad sin mantenimiento extra

Cuando se habla de torres de acceso expuestas a la intemperie, el material hace toda la diferencia. El acero, si no está galvanizado o tratado adecuadamente, es susceptible a la oxidación, sobre todo en ambientes húmedos, cercanos al mar o con cambios de temperatura frecuentes. Esta oxidación no solo afecta la estética de la torre, sino que puede comprometer su integridad estructural a largo plazo, exigiendo revisiones frecuentes y tratamientos anticorrosivos.

Por el contrario, el aluminio es naturalmente resistente a la corrosión. No se oxida de la misma forma y mantiene su aspecto, integridad y seguridad con el paso del tiempo, incluso en condiciones exigentes. Esto convierte a las torres de acceso de aluminio en la opción ideal para alquileres de largo plazo, obras exteriores o trabajos en sectores como la energía solar, donde la torre puede estar expuesta durante semanas sin supervisión constante.

La durabilidad del aluminio no solo representa un ahorro en mantenimiento, sino también una mayor vida útil del producto, lo cual se traduce en una mejor rentabilidad a largo plazo.



4. Versatilidad y adaptabilidad a diferentes entornos de trabajo

Otro punto a favor del aluminio es su versatilidad en proyectos de distintas escalas y tipos. Las torres de acceso de aluminio pueden configurarse con facilidad para adaptarse a techos inclinados, pasillos estrechos, superficies irregulares o incluso suelos delicados donde el peso del acero podría causar daños. Este tipo de torres es habitual en el sector de instalaciones eléctricas, climatización o mantenimiento industrial, donde el entorno no siempre es predecible.

Su modularidad también permite ajustar alturas, añadir plataformas, incorporar ruedas o niveladores, todo sin necesidad de maquinaria pesada. En cambio, las torres de acero, aunque robustas, resultan más rígidas y complejas de adaptar a cada escenario, lo cual limita su uso a proyectos más estructurados y menos variables.

En resumen, el aluminio permite responder con mayor agilidad a los cambios y exigencias del día a día en obra.



5. Seguridad en altura: ligereza no significa fragilidad

Existe un mito común que asocia el peso con la seguridad: cuanto más pesado, más estable. Sin embargo, en el caso de las torres de acceso, la ingeniería moderna ha demostrado que la estabilidad no depende únicamente del peso, sino del diseño estructural y de los sistemas de anclaje y refuerzo.

Las torres de aluminio de última generación cuentan con barandillas de seguridad, plataformas antideslizantes, sistemas de bloqueo automático y estabilizadores laterales que garantizan una experiencia de trabajo totalmente segura, incluso en alturas superiores a los 8 metros.

Además, el menor peso total reduce la inercia y el esfuerzo necesario para estabilizar la estructura. Esto, sumado a una distribución inteligente de la carga, permite que el operario trabaje con confianza, minimizando riesgos tanto por desplazamientos como por fallos de estructura.



6. Coste total de propiedad: más que el precio inicial

A simple vista, las torres de acero pueden parecer más económicas. Sin embargo, es fundamental analizar el coste total de propiedad (TCO, por sus siglas en inglés), es decir, el valor que representa la torre no solo en el momento de compra, sino durante toda su vida útil.

Las torres de acceso de aluminio requieren menos mantenimiento, menor personal para su uso, menos tiempo de instalación y menos recursos para su traslado, lo que se traduce en un ahorro real y sostenido. Además, al conservarse mejor con el paso del tiempo, también tienen un mayor valor de reventa o, en el caso del alquiler, una tasa de ocupación más alta.

A nivel operativo, invertir en aluminio es apostar por la eficiencia. Es una elección que, aunque puede tener un costo inicial ligeramente superior, se amortiza rápidamente gracias a su rendimiento constante y su menor desgaste con el uso.



7. Conclusión

Después de analizar en profundidad los puntos clave —peso, montaje, resistencia, adaptabilidad, seguridad, durabilidad y rentabilidad—, la balanza se inclina claramente hacia las torres de acceso de aluminio. No se trata solo de una opción moderna, sino de una solución inteligente y eficaz para los desafíos actuales en trabajos en altura.

Desde ASC Andamios, recomendamos las torres de aluminio para quienes buscan una herramienta de trabajo más ligera, más duradera, más segura y adaptable a múltiples entornos, sin renunciar a la robustez. Aunque las torres de acero siguen teniendo su lugar en ciertos contextos, como estructuras permanentes o entornos industriales muy específicos, el aluminio es, sin duda, la mejor elección para la mayoría de profesionales que valoran la eficiencia y la innovación.

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